En 1631, Étienne Pascal se trasladó con su familia a París, conservando en Clermont su puesto en la oficina de recaudación de impuestos. Blaise tenía para entonces ocho años y el objetivo de su padre era abrirle en la capital francesa mayores posibilidades que las existentes en la provincia para su educación y despliegue de capacidades. Blaise llamaba mucho la atención por sus facultades mentales, superiores a las del promedio.

En 1640, su padre fue nombrado Comisario Real y jefe de la recaudación de impuestos para Normandía con asiento en Ruan. Fue allí que, en 1642, Pascal inventó para él lo que llamó roue pascaline, «Prueda de Pascal» o Pascalina, considerada como una de las calculadoras más antiguas conocidas hoy. Inicialmente solo permitía sumar, pero en el curso de los diez años siguientes añadió mejoras, siendo finalmente capaz de hacer restas. Pascal la hizo patentar, pero no se cumplieron sus expectativas de hacerse rico comercializando su invento por medio de una pequeña empresa de su propiedad. Las máquinas, trabajosamente confeccionadas una a una y a mano, eran demasiado caras como para poder venderse en volúmenes mayores y solo llegó a fabricar cincuenta.

En 1646, durante la convalecencia del padre después de un accidente, la familia, que hasta entonces no había sido muy religiosa, entró en contacto con las enseñanzas del obispo reformista neerlandés Jansenio, que defendía en el seno de la Iglesia católica una noción de gracia divina basada en San Agustín, similar a las ideas de Calvino. El padre, el hijo y las hijas se hicieron devotos y Jacqueline incluso decidió hacerse monja, mientras que Blas, que sufría fenómenos de parálisis en las piernas con permanentes dolores, interpretó su enfermedad como signo divino y empezó a llevar una vida ascética.

El propio Pascal nunca consideró que su devoción fuera un obstáculo para seguir dedicándose a sus estudios en ciencias naturales y matemática. Así, por ejemplo, ya en 1648 repitió con éxito los ensayos que Evangelista Torricelli había realizado en 1643 para demostrar la existencia del vacío, la que hasta entonces se había considerado como imposible.

En 1658 empezó a trabajar de manera más sistemática en una gran apologética de la religión cristiana. Aparte de este trabajo espiritual, volvió a emprender también estudios matemáticos. Así, en 1658, calculó la superficie de la cicloide con los métodos de Cavalieri, así como el volumen del sólido de rotación que resulta de una rotación de la ciclode alrededor del eje X.

En 1659 apareció su escrito Tratado de los Senos de los Cuadrantes Circulares). Cuando Gottfried Leibniz leyó esta obra en 1673, recibió de ella un impulso decisivo para desarrollar el cálculo infinitesimal considerando el razonamiento específico por parte de Pascal, que Leibniz empleó de manera más general, interpretando el círculo de Pascal como círculo de curvatura en determinados puntos de una función o curva cualquiera. Leibniz dice que en ello había visto una luz que el propio autor no vio.

Pero la salud deteriorada de Blas Pascal empeoró cada vez más deprisa en esos años, probablemente a consecuencia de su modo de vida extremadamente ascético, que lo debilitaba más. En 1660 pasó varios meses de convalecencia en un palacete perteneciente a su hermana mayor y a su cuñado cerca de Clermont.

A principios de 1662, junto a su amigo Roannez, fundó la empresa de «Las carrozas de cincuenta centavos», marcando el comienzo del transporte público local en París.

En agosto de ese año enfermó gravemente. Hizo vender sus enseres domésticos donándolos para fines de caridad y murió, a la edad de solo 39 años, en casa de la familia Périer, en París.

EL GRAN LEGADO DE BLAS PASCAL

Los aportes de Blas Pascal fueron muy importantes y tuvieron un gran impacto en la cultura de su tiempo e, inclusive, muchas de ellas todavía se estudian y se utilizan en la actualidad. El legado de Pascal sigue siendo relevante en el mundo moderno, y su nombre es una referencia obligada para cualquier estudiante de matemáticas, física o filosofía.

Sus trabajos en física fueron muy importantes y tuvieron un gran impacto en la ciencia moderna. Estos incluyen los trabajos sobre la presión hidrostática, los gases, la mecánica, la mecánica estadística, la teoría de la elasticidad, el calor y la electricidad.

En particular, Pascal desarrolló la ley de la presión hidrostática, la cual establece que la presión ejercida por un líquido es igual en todas direcciones y es proporcional a la profundidad. Esta ley se conoce como la segunda ley de Pascal, en honor a él. Esta ley es muy importante en el estudio de muchos fenómenos físicos, como el flujo de fluidos y la propagación de ondas.

También desarrolló la ley de los gases, según la cual la presión de un gas es directamente proporcional a su temperatura absoluta. Esta ley también se conoce como la tercera ley de Pascal. Esta ley es muy importante en el estudio de los gases, como la mecánica de los gases y el comportamiento de los gases en determinadas condiciones.

Además, Pascal estudió la mecánica, la cual estudia el movimiento de los cuerpos y la interacción entre los mismos. Estudió la resistencia de los fluidos, la elasticidad de los cuerpos, la propagación de ondas y el comportamiento de los gases. Estos estudios tuvieron un gran impacto en la física moderna.

Así como su voluminoso e imponente trabajo científico, Blas Pascal también hizo aportes importantísimos al ámbito de la filosofía y la sicología. Una de sus contribuciones más influyentes a este campo fue su teoría de la relación entre el intelecto y el sentimiento. Esta teoría fue una de las primeras en sugerir que el intelecto y los sentimientos están estrechamente relacionados y que Ambos influyen en la experiencia humana. También señaló que las emociones pueden ser afectadas por factores externos, como la cultura y el medio ambiente.

Otra de sus contribuciones fue su teoría de la motivación. Esta teoría sugería que la motivación se deriva de la búsqueda del placer y la evitación del dolor. Esta idea fue una influencia importante en la teoría de la motivación de Sigmund Freud.

Pascal también fue una figura importante en el desarrollo de la psicología del yo. Esta teoría es una parte importante de la psicología moderna, que se enfoca en el yo interno y cómo éste influye en nuestra vida. Su obra “Pensamientos” exploró ampliamente el yo interno y la importancia de la autoconciencia.